Tvkulpayiñ taiñ kvpal (Recordemos nuestro origen)



Este es el nombre de un libro publicado por el Equipo de Educación Mapuche Wixaleyiñ. Además de material lexicográfico y gramatical, la obra tiene un rico material de literatura oral, que va de los relatos históricos y vida cotidiana, hasta poemas y canciones, pasando por relatos de ficción. Incluye además, una brevísima lista de proverbios. 

 

Marta Berreta en la presentación del libro
Dentro de todo lo que hay que recuperar, la lengua entra dentro de los temas urgentes. La destrucción de las lenguas nativas del territorio argentino, fueron parte del proceso de la destrucción cultural de los pueblos indígenas. A tal punto es así, que hoy no los reconocemos por su condición cultural o de nación con nombre propio, sino con una expresión genérica que a mi juicio es tan vana que no quiere decir nada porque no precisa nada, la de “pueblos originarios”.

En esa tarea de recuperar la lengua, las tradiciones, los modos sociales y la cultura en general mapuche está el Equipo de Educación Mapuche Wixaleyiñ, integrado por Tulio Cañumil, Marta Berretta y Dario Cañumil. Hace algunas semanas presentaron su último trabajo en el Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti” de la Universidad de Buenos Aires. Aunque en realidad el libro fue impreso y registrado en el 2013 por Xalkan Ediciones, de Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. 

La editorial es un emprendimiento de la comunidad mapuche de la zona para difundir sus trabajos e investigaciones y el lugar es la localidad bonaerense donde se asienta una parte de esa comunidad. El libro está compuesto por un importante material de investigación lexicográfico y gramatical, pero el corazón del trabajo ha pasado a ser otro. Es que esta edición no se circunscribe al detallado aspecto técnico de las expresiones lingüísticas, si no que va acompañado de una buena cantidad de material de literatura oral mapuche. Relatos históricos, fábulas, poemas, proverbios; una pequeña muestra de la variedad de literatura oral, transmitida a través del tiempo y las generaciones adaptados y traducidos.

El libro se divide en tres partes. El Libro I son los “Textos Mapuche: Relatos Históricos, Cuentos y Canciones, más algunos proverbios”. El Libro II es el “Vocabulario” que a su vez está dividido en “Mapuzugun – Wigkazugun” y en “Castellano – Mapuche”. Y el Libro III es una “Gramática Breve” que se divide en “Parte I: Tipos de palabras” y “Parte II: Ortografía”.

El Libro I es el que tiene mayor encanto para quienes no son especialistas en Lenguas y que además se acercan a esta cultura patagónica desde la curiosidad y el asombro. En la presentación general de la obra, el Equipo dice: “En este libro el lector encontrará relatos históricos, fábulas, poemas, proverbios; una pequeña muestra de la variedad de nuestra literatura oral, transmitida a través del tiempo y las generaciones en nuestra tierra; una llama que pasa de los mayores a los más jóvenes y que debe continuar encendida”.

Mucho se ha dicho y mal repetido sobre la falta de una escritura gráfica al uso occidental y, por extensión, se consideró una ausencia total de hechos literarios. Esta recopilación, importante pero que apenas es una pequeña parte, muestra que en el mundo Mapuche existía una tradición literaria oral de mucha envergadura. En la mencionada presentación, los autores aclaran:

“Dentro de nuestra cultura existe una frondosa literatura tradicional, parte de nuestro sistema de educación y nuestro modo de organización tradicionales. Por medio de la oralidad, la historia, la educación, los valores, las costumbres y la sabiduría de nuestro pueblo se han venido transmitiendo desde tiempos inmemoriales”.

Y para que no queden dudas al respecto,  recuperan unas afirmaciones de la obra de  José Bengoa, “Historia del pueblo mapuche, siglos XIX – XX” (Ediciones Sur, Santiago de Chile): “(la historia) no estaba dejada a la improvisación, ni al buen recuerdo de unos pocos;  era una actividad reglamentada por la sociedad; tenía especialistas, y no se permitían interpretaciones antojadizas”

Los miembros del Equipo aclaran que Bengoa hace referencia al “wewpife” o historiador mapuche. Y también agregan unos testimonios del siglo XVIII de fray Antonio Sors: “Aunque los indios no saben leer ni escribir… no obstante no carecen de las noticias y guerras que han tenido, saben los más leves hechos que acaecieron en la antigüedad; porque en cada ayllarehue tienen un indio o dos de particular memoria que como historiador les refiere todo cuanto ha pasado.  Suelen tener sus días en los cuales hacen un gran círculo de indios y en medio se pone el historiador, el cual en prosa y en verso les va refiriendo la más mínima noticia desde la creación del mundo… si el suceso es alegre, con palabras alegres, y si es funesto, con un tono muy lastimoso y fúnebre… Este historiador enseña a otro y así van conservando las noticias.”    

En este caso, el Equipo de Educación Mapuche Wixaleyiñ ha tenido varios narradores que han colaborado para transmitir los relatos ancestrales que tiene este trabajo. Ellos son: Carmen Fituypang Kintulaf, Félix Manquel, Manuel Loncomil, Pascual Coña, Juan Kalvukura, José Manuel Zúñiga, el anciano Lipai de Huelehueico, Lorenzo Colián José Luis Burgos, Huaiquill Blanco, Ignacio Marifil, Pascual Segundo  Paynemilla Ñamcucheo, Camilo Melipan, Julián Weitra, Ramón Lienan, Teresa Wietra, Mashal Tripaiantü, Rosario Tripaiantü, Ignacio Katrülaf, Carmen Silva y Juan Painepi.

Todos los mencionados han sido los transmisores de esta breve y condensada literatura que se ofrece en este libro. Y que, haciendo una simplificación extrema, se divide en “Nütram” (relatos reales o históricos), “Epew” (relatos ficticios o cuentos) y “Ül” (canciones o poemas).

Los Nvxam o Nütram, o relatos, son la relación de hechos reales, históricos o aun míticos, y también la relación de costumbres y trabajos, como el rukatun (la hechura de una casa) o la explicación de cómo se fabrica un makuñ (poncho).   

Los Epew son cuentos o fábulas, son relatos de ficción. También llamados Apew, no tienen un texto fijo, sino una estructura argumental que deja espacio para el arte del narrador.

Estos dos géneros (por llamarlos de alguna manera), que en castellano se llamarían prosa, forman parte de la educación tradicional mapuche. Para con los niños, son utilizados también como factor de socialización, ya que las narraciones no son individuales o para un par de escuchas; en este caso las narraciones se hacen en rueda familiar alrededor del fuego.

Los Vl o Ül o  Vlkantun son canciones o poemas y existe una gran variedad de temas como en otras lenguas. Una costumbre tradicional es la improvisación de un vlkantun, siguiendo la métrica tradicional, pero cantando sobre las situaciones de la vida cotidiana; un viaje, la visita a los familiares queridos, el recuerdo de alguna personas, entre otras. Esta es una tradición que hay se conserva de manera extendida.

Y también están los Tayvl o Tayülk que son cantos de linaje, a los que se los ha considerado “cantos sagrados” o “cantos totémicos”  que no han sido incluidos en este trabajo.

Y no cuento más porque si no el libro va a perder interés, que es el principal objetivo de esta crónica. Para el final le dejo una curiosidad: el “mapuzugun” tiene una sexta vocal, que se grafica con la letra “v” o con la grafía “ü”. Esa vocal es una intermedia (por decirlo de algún modo) entre la “i” y la “u” castellana. Pero en el libro se van a enterar mejor de todos estos problemas de expresión, además de encontrar una buena lista de relatos.  

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